Las llamativas poinsettias no son solo para Navidad. Con sus coloridas brácteas en forma de estrella —rojas, crema, rosadas o color albaricoque—, aportan color a los interiores durante todo el otoño e invierno. Las variedades otoñales están disponibles en las tiendas desde septiembre, mientras que las clásicas se comercializan a partir de finales de octubre. Con los cuidados adecuados, estas flores de invierno se mantendrán radiantes durante muchos meses. Aquí, los expertos de Stars for Europe (SfE) te cuentan todo lo que necesitas saber.
El comienzo ideal: cómo reconocer la calidad al comprar
No todas las poinsettias son iguales. Si quieres disfrutar de tu planta por más tiempo, fíjate desde el principio en su frescura.
Una poinsettia de calidad tendrá un follaje denso y sano, pequeñas flores en botón en el centro de las coloridas brácteas y ningún signo de marchitez o pérdida de hojas.
Evita las plantas expuestas en entradas con corrientes de aire o al exterior: el frío y el viento pueden haberlas dañado ya, aunque los efectos no se vean hasta pasados unos días.


Transporte: ¡Bien abrigada!
La poinsettia es originaria de las zonas tropicales de México, donde prospera con temperaturas suaves durante todo el año. Aunque aquí florece en invierno, es muy sensible al frío.
Las temperaturas por debajo de los 12 °C pueden dañarla, por lo que conviene envolverla bien durante el transporte y protegerla del frío.
Un trayecto corto a casa, sin exposiciones prolongadas a la intemperie o en un coche sin calefacción, bastará para que la planta no sufra.
El lugar perfecto: luminoso, cálido y sin corrientes de aire
A las poinsettias les gusta la luz y el calor. La temperatura ideal está entre los 15 y los 22 °C. Un alféizar es un lugar perfecto, incluso si da al sur en invierno. Es importante proteger la planta de las corrientes de aire. Al ventilar una habitación, muévela a un lugar donde no esté expuesta a cambios bruscos de temperatura. Si está demasiado cerca de radiadores o chimeneas, el ambiente puede volverse demasiado cálido rápidamente. En ese caso, corre el riesgo de secarse y que sus hojas se marchiten antes de tiempo. Si el salón está demasiado caliente, quizá sea mejor ubicarla en un lugar más fresco y luminoso, como un dormitorio, baño o cocina.
El exceso de calor no es lo único que puede perjudicar a las poinsettias: algunas frutas como manzanas, plátanos o tomates también pueden dañarlas. Estas frutas emiten etileno, un gas de maduración que acelera el marchitamiento de las brácteas de colores. Por eso, no coloques tu planta junto a un frutero.
Riega con moderación
El riego excesivo es uno de los errores más comunes al cuidar poinsettias. Deja que la tierra se seque ligeramente entre riegos y evita que se encharque. Una buena forma de comprobarlo: si la tierra está seca a unos 2-3 cm de profundidad, o si al levantar la maceta se nota muy ligera, es momento de regar. Hay varias formas de hacerlo.
Si riegas por arriba, usa una pequeña cantidad de agua a temperatura ambiente y asegúrate de que no quede líquido en la maceta pasados 15 minutos.
También puedes regar desde abajo, vertiendo el agua en el plato para que la tierra la absorba. Retira el exceso de agua después de 15 minutos para evitar que se encharque.
El método de inmersión es el más adecuado si la tierra está muy seca o si tienes poinsettias en miniatura: consiste en sumergir brevemente toda la maceta en agua para que el sustrato se empape de forma uniforme. Después, deja escurrir bien la planta antes de volver a colocarla en su macetero.
Cómo conservar las poinsettias en invierno y hacer que vuelvan a florecer

Es normal que, tras la floración, las poinsettias pierdan sus brácteas de colores y entren en reposo durante unas semanas, hasta abril. En este periodo necesitan poca agua y ningún fertilizante. Lo ideal es colocarlas en un lugar fresco y luminoso, con temperaturas entre 15 y 18 °C.
En primavera, hay que podarlas y trasplantarlas a un sustrato nuevo. A partir de ahí, se puede aumentar poco a poco el riego y empezar a fertilizar una vez por semana.
Cuando las temperaturas nocturnas superen los 10 °C, puedes sacar la planta al exterior, a un lugar parcialmente sombreado, como un balcón o una terraza. Es importante regarla con regularidad pero con moderación, evitando siempre el encharcamiento.
Para que vuelva a desarrollar brácteas de colores, la poinsettia necesita estar a oscuras entre 12 y 14 horas al día durante seis a ocho semanas, a partir de septiembre. Solo así empezará a formar sus características brácteas rojas, blancas, rosadas u otros tonos.
Eso sí: durante este periodo de oscuridad diaria, la planta no debe recibir nada de luz. Incluso una pequeña fuente, como el parpadeo de un televisor o la tenue luz de una farola, puede alterar su ritmo y retrasar la floración.
Poinsettia como flor cortada
Las poinsettias no solo son plantas de interior bonitas y fáciles de cuidar, también resultan espectaculares, económicas y duraderas como flor cortada.
Las poinsettias cortadas pueden durar hasta dos semanas si, justo después de cortarlas, se detiene la savia lechosa de los tallos sumergiendo el extremo cortado en agua caliente (unos 60 °C) durante unos segundos, luego en agua fría, y rellenando el jarrón con agua fresca con regularidad.